Grupo de submarinos nucleares soviéticos demostró la vulnerabilidad de EE.UU.
La Operación Atrina, dentro la cual un numeroso grupo de submarinos de ataque de la URSS se desplegó sin ser detectado cerca de las costas estadounidenses en 1987, concluyó con total éxito militar y político.
En 1987, cuando la Guerra Fría parecía llegar a su fin, aunque el enfrentamiento entre los Ejércitos soviético y estadounidense continuaba, se llevó a cabo una operación naval de la Armada soviética denominada ‘Atrina’. Este evento todavía causa admiración entre varios expertos. Los marineros rusos penetraron la defensa antisubmarina de la OTAN como un abrelatas.
Todos los preparativos de esta operación de la Flota del Norte estuvieron rodeados de un velo de excepcional secreto. Incluso eligieron una palabra creada artificialmente para el nombre de la operación: ‘Atrina’. Esto se hizo para evitar posibles conexiones lógicas con el verdadero significado de la operación, cuyos detalles aún se mantienen en secreto, pero algunos de ellos fueron recogidos por el Museo de Historia de Fuerzas Submarinas Marinesko.
La Armada soviética había planificado la operación de superar las barreras antisubmarinas de la OTAN desde 1985. El objetivo suponía desplegar una fuerza nuclear en las mismas costas de Estados Unidos sin ser detectada.
Fuerzas soviéticas involucradas
En marzo de 1987, cinco submarinos nucleares de la Flota del Norte iniciaron sucesivamente su movimiento en el mar de Barents. Se trataba de submarinos de ataque de propulsión nuclear, equipados con misiles de crucero. Todos de ellos pertenecían a la 33ª división de submarinos nucleares que formaban parte de la Flota del Norte de la URSS: K-299, K-255, K-244, K-298 y K-524. Este destacamento estaba comandado por el capitán de navío Anatoli Shevchenko.
La Operación Atrina, dentro la cual un numeroso grupo de submarinos de ataque de la URSS se desplegó sin ser detectado cerca de las costas estadounidenses en 1987, concluyó con total éxito militar y político.
En 1987, cuando la Guerra Fría parecía llegar a su fin, aunque el enfrentamiento entre los Ejércitos soviético y estadounidense continuaba, se llevó a cabo una operación naval de la Armada soviética denominada ‘Atrina’. Este evento todavía causa admiración entre varios expertos. Los marineros rusos penetraron la defensa antisubmarina de la OTAN como un abrelatas.
Todos los preparativos de esta operación de la Flota del Norte estuvieron rodeados de un velo de excepcional secreto. Incluso eligieron una palabra creada artificialmente para el nombre de la operación: ‘Atrina’. Esto se hizo para evitar posibles conexiones lógicas con el verdadero significado de la operación, cuyos detalles aún se mantienen en secreto, pero algunos de ellos fueron recogidos por el Museo de Historia de Fuerzas Submarinas Marinesko.
La Armada soviética había planificado la operación de superar las barreras antisubmarinas de la OTAN desde 1985. El objetivo suponía desplegar una fuerza nuclear en las mismas costas de Estados Unidos sin ser detectada.
Fuerzas soviéticas involucradas
En marzo de 1987, cinco submarinos nucleares de la Flota del Norte iniciaron sucesivamente su movimiento en el mar de Barents. Se trataba de submarinos de ataque de propulsión nuclear, equipados con misiles de crucero. Todos de ellos pertenecían a la 33ª división de submarinos nucleares que formaban parte de la Flota del Norte de la URSS: K-299, K-255, K-244, K-298 y K-524. Este destacamento estaba comandado por el capitán de navío Anatoli Shevchenko.
La fuerza de la OTAN, que incluye armas antisubmarinas aéreas, de superficie y submarinas, siguió de cerca los movimientos de los submarinos nucleares soviéticos.
Al principio, mientras los submarinos nucleares avanzaban por Escandinavia, todo transcurrió como de costumbre y la OTAN pensó que los soviéticos irían por uno de dos caminos: a través de Islandia y Groenlandia, o pasando por las Islas Feroe (Dinamarca) y Shetland, el punto más septentrional del Reino Unido y el más cercano a Noruega.
En realidad, en la operación fue involucrada una numerosa flota de superficie y varios aviones de reconocimiento soviéticos, como de barcos de inteligencia radiotécnica y aviones de reconocimiento de largo alcance Tu-142, que operaron desde bases aéreas en la península de Kola, Rusia central y Cuba.
Pánico en el Pentágono
En algún momento, los cinco protagonistas de la Operación Atrina desaparecieron de los monitores enemigos, traspasaron la barrera de detección tendida a lo largo del estrecho de Dinamarca (el llamado ‘sistema SOSUS’, del inglés ‘Sistema de Vigilancia Sónica’, que consiste en una cadena de puestos de escucha submarinos repartidos en una línea que va desde Groenlandia hasta el Reino Unido), rompieron la formación y se dirigieron a sus respectivas zonas de patrulla en el océano Atlántico y el Caribe.
Se enviaron muchos aviones de patrulla en busca de los submarinos soviéticos y se desplegó una constelación de satélites. Día tras día, las fuerzas antisubmarinas de la OTAN rastreaban las aguas del Atlántico con sonares y radares, pero los submarinos de la URSS seguían sin ser detectados.
Los mandos navales de la OTAN tuvieron que movilizar casi todos los medios antisubmarinos disponibles, que incluyeron, además de barcos de investigación hidroacústica, seis submarinos de ataque de propulsión nuclear para detectar y expulsar de la zona a los escurridizos submarinos soviéticos, que seguían rastreando y monitorizando a las fuerzas submarinas y antisubmarinas de la OTAN sin ser detectados.
Finalmente, los sumergibles soviéticos llegaron sin ser detectados, a través del mar de los Sargazos, a la costa este de Estados Unidos. Algunos de ellos se dirigieron de allí a la costa sur, cerca de Nueva Orleans, mientras que otros estuvieron maniobrando cerca de la base naval estadounidense de Hamilton.
El Pentágono informó de la inusual y potencialmente peligrosa situación al presidente estadounidense Ronald Reagan.
Los submarinos de la URSS fueron detectados 8 días después del despliegue.
Es más, los marineros de la OTAN confundieron los submarinos de ataque soviéticos (en Rusia esas naves son clasificados como ‘submarinos multifuncionales’) del proyecto 671RTM con submarinos de misiles estratégicos, lo que aumentó la preocupación del mando naval y político de la OTAN.
¿Cuáles fueron los resultados de la Operación Atrina?
Primero. El éxito de la operación fue de tal importancia estratégica que demostró que, en caso de un conflicto nuclear, las ciudades estadounidenses quedarían prácticamente desprotegidas de los ataques con misiles de los submarinos soviéticos.
Segundo. Se descubrió una zona de patrulla de submarinos de misiles estratégicos estadounidenses con misiles Trident a bordo. En el camino, mientras la formación de submarinos soviética se movía de este a oeste a través de todo el Atlántico, se pudieron conseguir varios datos sobre los submarinos nucleares británicos y franceses. Se actualizó y amplío la base de datos de ‘retratos acústicos’ de posibles submarinos enemigos. De esta forma, tras aparecer una nave en la pantalla de un sónar de un buque de guerra que realice su misión en el mar, en solo unos segundos pueden conocerse el nombre del submarino y sus características técnicas, al tiempo que se destacan los puntos débiles y fuertes del sumergible. A partir de ese momento solo resta introducir estos parámetros en el sistema de control de armas y seguir las órdenes del mando.
Tercero. Quedó claro que en caso de un avance no solo de un sumergible, sino de un grupo de submarinos nucleares, Estados Unidos y la OTAN no tendrían fuerzas ni medios suficientes en el Atlántico para controlar todo el océano.
La Operación Atrina dejó su huella en la naturaleza de muchas de las negociaciones entre la URSS y los Estados Unidos que se llevaron a cabo en esos años.